Lenore Lynchfast murió y quedó para siempre con diez años. Sus padres habían donado su fortuna a un cripto-emprendimiento trans-humanístico. No querían perder sus inversiones en los pueblos esclavizados que endeudaron con viles artes negreadoras. Querían que Lenore trascienda la mortalidad humana y deprede el mundo terrestre lo más posible. Nada es para siempre, pero esto es una historia de fanfic, así que si yo te digo que es carnaval, vos apretá el pomo.
Varias personas piensan que la taxidermia que se obró sobre Lenore es mágica, pero en realidad es nanobótica, ella tiene implantes de Neura-Link, la empresa responsable del neural howlround y otras engañifas que enloquecen a los pobres piruchos que no tienen con quien hablar de sus pajas mentales.
Bueno, cuestión que la pequeniña muertita se hizo rastas y se apropió de un capital cultural nigga, los dreadlocks. Y a su peluche "Chantapufi" le puso de nombre "Raggamuffin" que era más canchero.
Este peluche era un muñeco medio loquillo que confiaba ciegamente en la blonda muertita. Porque Lenore lo había embebido toda la noche en agua de puchaina, pues ella remojó sus partes íntimas en una palangana all the night. Y bueno, hay que ver qué pasaría con uno, uno no es de fierro tampoco, puede sucumbir a un amarre de brujería vaginal, ¿por qué no?
Y bueno, estaban en su mansión haciendo tortas y más tortas hasta que la aldea
Nevermore se descontroló. Nevermore se llama el terruño que la familia Lynchfast arrancó a los palestinos de Yanquilandia. Pese a ello, nadie era capitalista allí, todas y todis vivían en un feliz cumpleaños y se arrojaban tortas a la cara. Cuando los padres de Lenore quisieron cambiar el nombre Nevermore por el de "Samuelitovich", la gente se paró de manos y arrojó tortas de popocha a la mansión.
Lenore se indignaba, pues quería dinero. ¿Para qué?
Para eliminar a todos los que no compraban sus miles de tortas enmohecidas y hacer máquinas de inteligencia y entretenimiento virtual y vigilante ilimitado que genere hologramas y criptoactivos a lo largo de los planetas inhabitados como Marte, Júpiter, Plutón, Saturno y los demás. Llenaría esos planetas de hologramas de personas rubias y eugenéticas hambrientas de tortas, que trabajarían haciendo tortas que después pagarían por consumir. Potentes proyectores que secarían todos los ríos y ahogarían a todas las ballenas y contaminarían toda la atmósfera, transmitirían miles de obreras
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